La autoestima infantil  depende de múltiples factores, hoy nos vamos a centrar en los que están directamente relacionados con los padres y madres.

La autoestima infantil depende de:

  1. Tratarles con respeto.

– Ante errores, utilizando el «has hecho…» en vez del «eres…»,  evitando generalizar y poner etiquetas, lo que hace que los niños se comporten conforme a ellas. Atendiendo y reforzando los comportamientos positivos. Las conductas que atendemos tienden a repetirse, aprovechar para poner en valor las cosas que hacen bien para que con la práctica se conviertan en habilidades que posteriormente sean consideradas parte esencial de una buena autoestima.

– Cuidando la forma en cómo nos dirigimos a ellos y cómo los tratamos:  evitando gritar, insultar. Nuestr@s hij@s son personas que sienten aunque sean pequeños, antes de hablarles de mala manera ponerse en su lugar, empatizar con ellos y si es necesario aprender técnicas de autocontrol. La forma en que les hablamos y las frases que les decimos se quedan ancladas en ellos y en muchas ocasiones las incorporan como parte de su autoestima, hablémosles con respeto, fomentaremos ese diálogo respetuoso con ellos mismos. También se debe evitar el castigo físico ya que aprenden que es una forma válida de resolver conflictos.

 2. Mostrarles que confiamos en ell@s.

La confianza es una energía invisible pero de poderosa influencia en l@s hij@s. El confiar en ellos desde pequeños y hacérselo saber va generando el desarrollo de una autoconfianza sana y a su vez una buena autoestima. La confianza se trabaja día a día con una comunicación fluida, con un interés genuino por sus preocupaciones, que poco a poco vayan aprendiendo que la mentira tiene menos ventajas que un diálogo sincero con sus progenitores.

 3. Evitar anticipar comportamientos negativos.

Si anticipamos que han hecho algo negativo y no ha sido así estamos haciendo un daño enorme a su autoestima porque les estamos transmitiendo que su padre o madre no cree en ellos. Asegurarnos de cómo pasan los acontecimientos. Actuar (que haya consecuencia) cuando efectivamente tengamos la certeza de lo ocurrido.

 4. Normalizar los errores.

Los padres y madres somos modelos para l@s hij@s y según afrontemos los errores que tenemos así lo aprenderán a gestionar ellos. Atendiendo y reforzando los pequeños progresos. Si tú como padre o madre no aceptas tus errores difícilmente los vas a tolerar en los demás. Cómo enfrentas la frustración, el que las cosas no salgan como esperabas o te apetecía. La capacidad de tolerar la incertidumbre. Si en nuestro comportamiento diario intentamos afrontar las dificultades desde el análisis, realismo y proactividad ellos con toda seguridad harán lo mismo al enfrentarse a sus propias dificultades. Por último cuando fallamos con ellos, reconocer que nos hemos equivocado, pedir perdón y buscar formas para no caer en lo mismo en el futuro. Este aprendizaje lo asimilarán con naturalidad.

En Atenea Psicología te damos herramientas para que puedas favorecer una autoestima sana en tu hij@.