En Atenea Psicología es muy frecuente encontrarnos con madres y padres que nos solicitan intervenir con sus hijos “desobedientes”. Los progenitores suelen manifestar que se encuentran muy agotados a nivel mental debido a que han intentado atajar el problema de varias maneras pero no consiguen los resultados esperados. En algunos casos se encuentran desesperados porque sienten que la situación se les ha ido de las manos.

Lo primero que evaluamos es lo que están haciendo los progenitores. Es necesario determinar si ambos “van a una” o si por el contrario cada uno actúa por su cuenta, desautoriza o contradice lo que el otro hace o dice y esto último delante del menor. Deben ser conscientes de la necesidad de estar unidos en la educación de sus hijos. Los niños y niñas captan enseguida si no hay unión para salirse con la suya. Todos hemos sido niñas y niños, sabemos de lo que estamos hablando. Recordamos frases del tipo “verás cuando venga tu padre…” o “ no se lo digas a mamá…”. Si los padres y madres no forman un “frente común” propician con su actitud que los menores desobedezcan.

Las etiquetas que reciben los menores es un aspecto muy importante y base de muchos de los problemas de conducta que tratamos en consulta. Hablaremos de este tema con profundidad en próximas publicaciones. En este momento simplemente queremos destacar que el niño se comporta conforme a la etiqueta que se le pone. Hay que evitar describirlo cómo un niño o niña desobediente: tanto cuando se lo decimos directamente como en conversaciones con otras personas en las que el menor “está con la oreja puesta”, se está enterando de toda la conversación.

Hay que saber que tipo de estilo educativo poseen los padres. Existen cuatro estilos: democrático, autoritario, permisivo o indiferente. En consulta debemos promover que adquieran un estilo democrático porque es el que ha demostrado mejores resultados en la educación de los hijos.


Por otra parte hay que evaluar cómo es la comunicación entre madre/padre e hij@. Hay que ofrecer indicaciones sobre qué hacer y qué no hacer al hablar con los hijos. En próximos artículos profundizaremos en cómo comunicarnos con los hijos. En general hay que favorecer siempre la comunicación, cuando nos hablen siempre tenemos que atenderlos. En muchas ocasiones cuando desobedecen buscan llamar nuestra atención. Atender y reforzar los comportamientos positivos que tiene y si no el hecho de que esté dando pequeños pasos en la buena dirección. Cuando tiene un mal comportamiento mostrar ante todo tranquilidad, hacerle ver las consecuencias de lo que ha hecho mal o no ha hecho cuando haya pasado todo. La comunicación debe darse en un lugar y momento adecuado. Los ruidos, prisa o presencia de otras personas perjudica y podemos hacer algo que no beneficia al objetivo que queremos. Nuestra meta tiene que ser buscar alternativas a lo que acaba de ocurrir. No reñir por reñir.

Otro aspecto de la desobediencia es la claridad en las normas y límites que cada familia decide importantes. Nos encontramos que en muchas familias no hay unas normas establecidas. Las normas y los límites ayudan a los menores a aprender a vivir en sociedad, les ayudan a autocontrolarse y les dan seguridad. Tres reglas básicas en cuanto a las normas en casa: pocas, escritas en lenguaje positivo y consecuencias claras tanto de su cumplimiento como de su incumplimiento.

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