
Esta es una de las consultas más frecuentes que recibimos de madres y padres en consulta. La preocupación de los progenitores sobre el mal comportamiento en la infancia es constante.
Es muy habitual que los padres y madres nos preocupemos cuando surgen comportamientos inadecuados, catalogamos como mal comportamiento algo que hace el niño que tiene consecuencias negativas, no nos gusta o es peligroso.
Intentamos resolver la situación cómo podemos, nadie nos ha enseñado como ser madres o padres, vamos aprendiendo día a día. En nuestra forma de manejarnos ante un comportamiento negativo de nuestra hija o hijo tiene mucho que ver la educación recibida en nuestra infancia. Podemos imitar el estilo educativo que tuvieron nuestros padres con nosotros o podemos hacer justamente lo contrario como una manera de revelarnos de cosas que entendemos desde la edad adulta que no se hicieron correctamente. En muchas ocasiones la influencia de nuestra infancia es totalmente inconsciente para nosotros pero determina sobre manera en cómo nos manejamos con nuestros hijos e hijas.
Volvemos a la pregunta del principio ¿me tengo que preocupar por el comportamiento de mi hijo o hija? la respuesta es si y no.
Sí porque los progenitores tenemos esa intuición que nos hace estar en estado de alerta cuando algo no marcha, es como si oliésemos el peligro acechando a nuestros hijos. Pero centrándonos en cuestiones concretas. También sí porque siendo objetivos es totalmente adaptativo preocuparnos cuando vemos que lo que ocurre genera consecuencias negativas y cómo madres y padres tenemos un resorte que nos impulsa a actuar.
Lo desadaptativo es preocuparnos en exceso. La preocupación excesiva nos paraliza, bloquea y no somos capaces de analizar y ver con claridad la situación para poder actuar en los factores que la desencadenan o mantienen.
Hay una frase que nos gusta y la mencionamos frecuentemente en terapia «no hay que preocuparse sino ocuparse».
Hay ocasiones en las que no me tengo que preocupar porque lo que le pasa al niño o niña es algo normal según su estadio evolutivo y etapa de desarrollo. Lo que ocurre es que este conocimiento no suelen tenerlo los progenitores si no se dedican a la Psicología, Medicina y otras ocupaciones relacionadas.
Lo que si podemos hacer es consultar con profesionales cuando tenemos dudas sobre un determinado comportamiento. Nos pueden ayudar y dar pautas para cambiarlo, orientarnos sobre aspectos de nuestro estilo educativo que debemos modificar. Por último si no nos vemos capaces de hacerlo nosotros solos estos profesionales pueden trabajar mano a mano con nosotros: estableciendo objetivos, enseñándonos los recursos y estrategias para afrontar la situación y evaluando los resultados.
En Atenea Psicología somos especialistas en Psicología Infantil, pide cita previa en el 617159018. Atendemos de manera presencial y online.