panico

En los tiempos que vivimos hay muchas personas que sufren este trastorno a diario y no saben lo que les está ocurriendo. Puede ser que lleven muchos meses e incluso años padeciéndolo o hayan pasado pocos días desde su inicio. Lo importante es que sepan identificar que están sufriendo ataques de pánico y tengan claro que para salir de ello van a necesitar ayuda psicológica.

¿Cómo se inician los ataques de pánico?

El primer ataque de pánico suele producirse de manera inesperada y sin una causa aparente que lo justifique aunque posteriormente cuando los psicólogos sondeamos en las situaciones anteriores al ataque solemos encontrar periodos de estrés laboral, familiar, enfermedades en el entorno cercano, accidentes, etc. Pero no existe una relación directa a simple vista con su causa.

En este primer ataque la persona de manera brusca percibe síntomas físicos como palpitaciones intensas, aceleración del ritmo cardíaco, sensaciones de mareo, inestabilidad o visión alterada, acaloramiento, sensación de falta de aire…

Evolutivamente estos síntomas están asociados a amenaza o peligro porque cuando nuestros antepasados estaban en el campo y se topaban con un animal peligroso tenían que luchar o huir de manera que estos cambios en su organismo le ayudaban a sobrevivir.

En la actualidad no estamos expuestos a estas amenazas por lo que si tenemos estos síntomas sin una amenaza visible interpretamos que nuestro organismo no esta funcionando bien y nos va a pasar algo grave. Si hubiera una amenaza visible como una situación de peligro real: un accidente de coche, un incendio, un atraco, interpretaríamos estos cambios físicos como un estado normal de nerviosismo ante un peligro real. Ante los mismos síntomas fisiológicos nuestra interpretación de la causa hará que en un caso desarrollemos un ataque de pánico «algo va mal en mi cuerpo» y en el otro caso no «estoy nervioso por el accidente».

Todo esto demuestra el papel central de las interpretaciones que hacemos de las sensaciones físicas, en los ataques de pánico.

¿Cómo se mantiene el trastorno?

Una vez sufrido el primer episodio la persona le coge miedo a esas sensaciones corporales porque piensa que le va a dar un ataque al corazón, se va a desmayar o se va a morir. Entonces empieza a estar hipervigilante a cualquier cambio en sus sensaciones físicas lo que aumenta la probabilidad de que se de cuenta de cambios mínimos que interpreta como signos de que le va a dar algo, con lo cual aumenta el miedo, que aumenta a su vez los síntomas físicos y de esta manera las interpretaciones catastróficas. De esta forma se crea un círculo vicioso en el que existen muchas posibilidades de sufrir un nuevo ataque de pánico.

Por otra parte empezamos a evitar los lugares o situaciones en las experimentamos el primer ataque de pánico porque tenemos miedo a que en ese lugar o en esa situación nos vuelva a repetir. En un primer momento sentimos alivio porque pensamos que estamos solucionando el problema («no me da el ataque») pero a largo plazo la evitación lo perpetúa ya que si no afrontamos estas situaciones no confirmamos que nuestras ideas catastróficas no ocurren con lo cual empezamos a evitar situaciones parecidas. Cada vez vamos evitando más situaciones. Si no paramos esto a tiempo puede llegar un momento en que no podamos ir a trabajar o estudiar, salir de casa, alterándose de una manera muy significativa nuestra vida.

A veces hay formas muy sutiles de evitar situaciones. Nos exponemos pero vamos acompañados, llevamos una pastilla o una botella de agua, nos ponemos cerca de la salida o investigamos donde está el centro de salud más cercano por si hubiera una urgencia. Aunque estas conductas de seguridad pueden ayudarnos al principio de las exposiciones no es conveniente utilizarlas mucho porque refuerzan nuestra idea de peligro y a la larga pueden provocar el mantenimiento del problema e incluso empeorarlo.

¿Cuáles son las bases del tratamiento psicológico?

Como requisito previo hay que descartar cualquier problema biológico, normalmente las personas que llegan a consulta han estado varias veces en urgencias, les han hecho pruebas comprobando que no hay ninguna causa orgánica. La mayoría de los pacientes están tomando ansiolíticos.

A parte de otros aspectos importantes, hay que abordar de manera central:

– Los pensamientos catastrofistas acerca de las sensaciones corporales.

– La evitación de lugares o situaciones que se han asociado a los ataques de pánico.

¿Qué estrategias se utilizan?

Mediante reestructuración cognitiva, exposición interoceptiva y exposiciones graduadas además de técnicas de relajación y distracción.

Según recientes revisiones el tratamiento cognitivo conductual del trastorno de pánico es uno de los más eficaces. En Atenea Psicología atendemos a personas con este problema con buenos resultados.

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