La ansiedad es una emoción básica que nos ha permitido sobrevivir como especie. Se acompaña de un sistema de procesamiento de la información que activa recursos para afrontar situaciones percibidas como peligrosas con el objetivo de evitarnos posibles daños.
Así en la época prehistórica el hombre estaba en un estado de alerta que hacía que ante el más mínimo indicio de que un animal peligroso estuviera cerca pusiera en marcha un sistema de afrontamiento rápido y eficaz para evitar un daño bien mediante la lucha o bien mediante la huida.
Actualmente en la mayoría de las ocasiones los estímulos que nos generan ansiedad no implican un peligro real sino que se han asociado al peligro mediante el aprendizaje que hemos realizado a lo largo de nuestra experiencia vital.
Se ha comprobado que un cierto grado de ansiedad es adaptativo ya que pone todos nuestros recursos: físicos, emocionales, atencionales y conductuales al servicio de una buena ejecución para resolver de manera satisfactoria la situación, pero cuando la ansiedad nos desborda nos impide ser eficaces en la solución del problema al que nos enfrentamos.
La ansiedad «patológica» depende en gran medida de nuestra historia de aprendizaje. Hay estímulos que por su naturaleza es más fácil que generen ansiedad porque esta ansiedad «adaptativa» ha servido para la supervivencia de la especie. Por ejemplo, las serpientes. Sin embargo tener ansiedad por anticipar que dentro de una hora voy a coger el coche viene de una experiencia desagradable que hemos tenido con el coche.
Ante un estímulo que percibimos como peligroso (sea o no real) se ponen en marcha los recursos de afrontamiento para evitar un daño. ¿Cómo? mediante la lucha o la huida. Si valoramos que no tenemos lo recursos suficientes para salir victoriosos de la situación tendremos conductas de huida o escape de la situación. Por ejemplo: no presentarse a un examen oral porque no me lo he preparado. Si valoramos que tenemos recursos los pondremos en práctica. Por ejemplo: me he preparado el examen a conciencia y me presento. Pueden pasar dos cosas: que me salga bien o que me salga mal. Es normal tener un nivel de ansiedad moderado porque pone en marcha nuestros recursos de manera que focalizamos nuestra atención en la actividad que estamos realizando, en este caso exponer lo que nos hemos preparado, de manera que somos más eficientes. Ahora si nuestra atención se distrae de la actividad de exponer y se centra en nuestro nerviosismo, ¿qué pasará? que cometeremos errores de ejecución ya que estamos distraídos de nuestra tarea que era exponer, pero al darnos cuenta de que cometemos varios errores seguidos nos ponemos más nerviosos lo que provoca que atendamos más a nuestros errores, nivel de ejecución, cara que pone el profesor, comentarios por lo bajo de nuestros compañeros, de manera que ya hemos perdido el hilo de lo que decíamos y lo más probable es que nos quedemos en blanco. En este último caso será más probable que si vuelve a presentarse un examen oral intentemos evitar la situación o si nos enfrentamos estemos preocupados días antes del mismo.
Cuando la evitación y la preocupación se presentan de manera continuada e interfieren en nuestra vida hay una alta probabilidad de presentar un trastorno de ansiedad.
Las principales trastornos de ansiedad son:
– Fobias
– Trastorno de angustia
– Agorafobia
– Trastorno de ansiedad generalizada
– Trastorno obsesivo compulsivo
– Trastorno de estrés postraumático
En próximos artículos iremos exponiendo en qué consiste cada uno.